sábado, 28 de julio de 2012

PASTEL DE NARANJA


Ingredientes:

  • 2 1/2 tazas de harina de trigo


  • 4 cucharaditas de polvo de hornear


  • 1 taza de mantequilla sin sal

  • 1 1/2 tazas de azúcar


  • 2 claras de huevo

  • 3 yemas de huevo

  • 2/3 taza de jugo de naranja

  • 1 cucharada de ralladura de cáscara de naranja

  • 1/4 cucharadita de sal


Preparación:
  • Precalentar el horno a 350 grados. Enharinar y engrasar un molde.
  • Cernir la harina junto con el polvo de hornear y la sal. Guardar.
  • En un recipiente grande colocar la mantequilla y batirla con el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa .Una a una añadir las yemas, batiendo después de cada adición.
  • Alternando con el jugo de naranja añadir la harina. Batir a baja velocidad después de cada adición. Agregar la ralladura y mezclar.
  • Aparte, en un molde pequeño batir las claras a punto de nieve; añadirlas a la
  • preparación anterior y mezclarlas en forma envolvente.
  • Verter la mezcla en el molde y llevarlas al horno hasta que el probador salga limpio. Dejar enfriar y sacar del molde.

Para el Barniz:

  • 1/2 taza de mermelada de naranja

  • 2 cucharadas de agua


  • Rodajas de naranja, kiwi y frutillas

  • En un sartén pequeño mezclar la mermelada con el agua a fuego medio y dejar hervir. Retirar y barnizar el pastel. Decorar con las frutas.




MOROCHO

Ingredientes:

  • 1 libra de maíz morocho triturado (también se vende ya triturado (500 grs)



  • 4 litros de leche





  • 1 palito de canela





  • 130 grs de pasas de uva





  • Canela en polvo 





Preparación:

  1. Hay que remojar el maíz de un día para otro con agua abundante, luego en olla a presión se cuece 10 minutos con poca agua, tiene que quedar tierno.
  2. Mientras se hace el maíz, poner al fuego la leche con la canela y las pasas, cuando rompa el hervor agregar el morocho y dejar que espese
  3. Poner el azúcar y seguir revolviendo hasta que se disuelva, servir bien frío con canela en polvo por encima. Es una postre típico ecuatoriano, se hace con el maíz morocho y leche, se sirve bien frío espolvoreado con canela en polvo y pasas de uvas. 


ENCEBOLLADO DE PESCADO


Ingredientes:
  • 2 libras de atún fresco


  • 1 libra de yuca, fresca o congelada


  • 2 cucharadas de aceite


  • 2 tomates, picados


  • ½ cebolla, picada


  • 1 cucharadita de ají en polvo


  • 2 cucharaditas de comino molido


  • 8 tazas de agua


  • 5 ramitas de cilantro 


  • Sal al gusto





Preparación:



  1. Prepare un refrito con la cebolla, el tomate, al comino, el aji y la sal.
  2. Añada el agua y las ramitas de cilantro.
  3. Añada el atún cuando el agua empiece a hervir, cocine hasta que el atún esté listo, aproximadamente unos 15 minutos.
  4. Cierna el caldo donde se cocino el agua y guárdelo para cocinar la yuca.
  5. Separe el atún en lonjas, guarde para añadir mas tarde.
  6. Haga hervir el caldo de atún y añada las yucas, cocine hasta que estén suaves.
  7. Saque las yucas y córtelos en pedazos pequeños.
  8. Vuelva a poner las yucas picadas y las lonjas de atún en el caldo, rectifique la sal y caliente hasta que esté listo para servir.
  9. Para servir el encebollado de pescado se pone una buena porción del curtido de cebolla y tomate encima de cada plato de sopa.




SANGO DE CAMARON CON COCO


Ingredientes:
  • 12 camarones de río.

  • 3 plátanos maduros.

  • 1 coco.


  • Sal al gusto.


Elaboración:

  • Lavar bien los camarones. 
  • Rallar al coco y licuar sacando las dos leches con un vaso de agua. 
  • En una sartén colocar la segunda leche, la sal y los maduros en tajadas, luego añadir los camarones de río y dejar hervir hasta que los maduros estén bien cocinados.
  • A continuación colocar la primera leche del coco, hasta que espese un poco.
  • Servir caliente.















"Todo lo que nada, corre o vuela... a la cazuela"



INTRODUCCION

Deja que tu paladar disfrute...
La gastronomía ecuatoriana se caracteriza por una gran variedad de  sabores y  aromas  los cuales se funden en un elemento esencial llamado calidad. Esta cocina es una mezcla  entre la tradición de sus antiguos pobladores y las culturas que con el paso de los tiempos han ido haciéndose un hueco en el territorio de este país.


Los ecuatorianos son muy dados a comer   muchos bollos   de pescado, de yuca, de camote además de deliciosos  dulces  como el de  maní con  miel o   con  harina de  maíz.  Entre  los productos más utilizados por los cocineros de este país se encuentran   los fréjoles, la patata y el maíz que son elementos primordiales en los menús diarios de los ecuatorianos.


fritada
Pero no sólo la gastronomía ecuatoriana se nutre de esos productos sino que la carne de cerdo o de pavo también suelen ser platos típicos en sus fogones. Si lo que queremos es conocer en profundidad los platos típicos de esta tierra deberemos probar el delicioso aguado que es un caldo elaborado con bolas de plátano verde.

Las empanadas de maíz, la guatita que es una especia de guiso hecho con vaca, los llampinchagos que son tortitas hechas con masa de patatas con queso y maní son algunos de los manjares que pueden catarse en Ecuador. Todo aquel que sea amante de platos fuertes deberá probar la fanesca que es una mezcla de diversos ingredientes entre los que se encuentran las lentejas, guisantes, fréjoles y maíz.

Antes de pasar a mencionar la exquisita cocina que puede degustarse en la zona costera de este país debemos hacer una parada para hablar de las diversas especias que llevan todos los platos ecuatorianos ya que sus habitantes suelen condimentar sus comidas con cilantro, laurel, ají, canela, albahaca, orégano.

Si pasamos a disfrutar de la cocina de la costa nos encontraremos con un gran surtido de mariscos, mientras que en la zona de montaña el mote que es una especie de maíz blanco suele aparecer en todos su menús como es el caso del cerdo al que se acompaña de dicho producto además de patatas, plátanos.

En lo referente al mariscos es el ceviche el producto estrella entre los pescados ecuatorianos, además de las reconocidas vieiras y camarones.

El ceviche de pescado está elaborado con gran cantidad de ingredientes entre los que se encuentran el pescado mahi-mahi, cebolla roja, jugo de limón, tomates, cilantro, aceite, sal y pimienta. Para elaborar este delicioso plato, los ecuatorianos trocean el pescado y lo dejan macerar durante una hora en el zumo de limón junto con la sal y la pimienta. Después le añaden un vaso de agua caliente y lo dejan enfriar para más tarde añadirle el aceite y el cilantro a lo que después se acompaña con tomate y cebolla.

ceviche de camaronOtra de las maravillas gastronómicas de la costa ecuatoriana es la cazuela de pescados que se compone de camarones, pulpo, cualquier clase de pescado, calamares, mejillones, plátanos, mantequilla de maní, cilantro, cebolla, pimiento, tomate, ajo, comino, achicote, sal, jugo de limón y la siempre presente pimienta. Para elaborar esta cazuela de pescados los grandes cocineros de este país licuan en primer lugar los plátanos con un litro de agua. Aparte cocinan en una cazuela a fuego lento un refrito con la cebolla, el pimento, el tomate... Al mismo tiempo dejan que junto con este refrito se cuezan los excelente plátanos. Después añaden la mantequilla de maní y el cilantro y cuando todo esté listo añaden los mariscos troceados que previamente han sido macerados con sal, pimenta y jugo de limón.

Cuando ya tienen listos todos estos exquisitos ingredientes lo meten al horno para después sorprender a sus comensales con el excelente sabor de esta cazuela de pescados que logra que todo aquel que la prueba llene de halagos al cocinero de tal manjar.

Después de hacernos la boca agua con este rico plato no debemos olvidarnos de las bebidas ecuatorianas entre las que destaca sobre manera la famosa chicha. Este líquido procede del maíz y para elaborarlo tiene que someterse a un largo proceso de fermentación para conseguir así su alta graduación alcohólica.

Para todo aquel que no le gusten las bebidas fuertes siempre puede decantarse por la chica de frutas procedente de las moras o del molle. Otra de las bebidas típicas del Ecuador es el denominado chuguarmishqui que procede del zumo del maguey.

Tras citar todas estas delicias ecuatorianas tan sólo nos queda decir que esta cocina es una mezcla de la más pura tradición ancestral de los habitantes de este país que se ha fusionado con los alimentos y costumbres procedentes de otros pueblos del mundo dando como resultado unos platos de excelente calidad debido principalmente a la calidad de sus materias primas y al saber hacer de los cocineros de esta tierra que saben mezclar a la perfección diferentes alimentos y especias que culminan en un extraordinario sabor y aroma que no dejan indiferente al viajero que visita este país.

HISTORIA DE MOTIVACIÓN PERSONAL


Era una pequeña casucha en las afueras de la ciudad. Un pequeño taller con unas pocas máquinas y herramientas, dos piezas, una cocina y un rudimentario baño atrás. Sin embargo, Joaquín no se quejaba, en estos dos años el taller de carpintería llamado “El Siete” se había hecho conocer en el pueblo y él ganaba suficiente dinero como para no tener que recurrir a sus escasos ahorros. Esa mañana, como todas, se levantó a las seis y media para ver salir el sol. No obstante, no llegó al lago. En el camino, a unos 200 metros de su casa, casi tropezó con el cuerpo herido y maltrecho de un joven. Con rapidez, se arrodilló y apoyó su oído contra el pecho del joven… débilmente, allá en el fondo, un corazón luchaba por mantener lo que quedaba de vida en ese cuerpo sucio y hediente a sangre, mugre y alcohol. Joaquín fue a buscar una carretilla, sobre la que cargó al joven.
Al llegar a la casa tendió el cuerpo sobre su cama, cortó las raídas ropas y lo higienizó cuidadosamente con agua, jabón y alcohol. El muchacho, además de su borrachera había sido golpeado con salvajismo. Tenía heridas cortantes en las manos y en la espalda, y su pierna derecha estaba fracturada. Durante los siguientes dos días, toda la vida de Joaquín se centró en la salud de su obligado huésped: curó y vendó las heridas, entablilló su pierna y alimentó al joven de a pequeñas cucharadas con caldo de pollo. Cuando el joven despertó, Joaquín estaba a su lado mirándolo con ternura y ansiedad.
- ¿Cómo estás? – preguntó Joaquín.
- Bien… creo… – respondió el joven mientras se miraba su cuerpo aseado y curado    
¿quién me curó?
- Yo.
- ¿Por qué?
- Porque estabas herido.
- ¿Sólo por eso?
- No, también porque necesito un ayudante.

Y ambos rieron con ganas. Bien comido, bien dormido y sin beber alcohol, Manuel, que así se llamaba el joven, se fortaleció enseguida. Joaquín intentaba enseñarle el oficio y Manuel intentaba rehuir del trabajo todo lo que podía. Una y otra vez Joaquín inculcaba en aquella cabeza deteriorada por la vida transcurrida, las ventajas del buen trabajo, del buen nombre y de la vida buena. Una y otra vez, Manuel parecía entender y dos horas o dos días después, volvía a quedarse dormido o se olvidaba de cumplir con la tarea que Joaquín le había encomendado. Pasaron meses. Manuel estaba curado. Joaquín había destinado para Manuel la habitación principal, una participación en el negocio y el primer turno del baño, a cambio de la promesa del joven, de dedicación al trabajo. Una noche, mientras Joaquín dormía, Manuel decidió que seis meses de abstinencia eran bastante y creyó que una copa en el pueblo no le haría daño.

Por si Joaquín se despertaba en la noche, cerró la puerta de su habitación desde adentro y salió por la ventana dejando la vela encendida para dar la impresión de que se encontraba allí. A la primera copa la siguió la segunda, y a ésta la tercera, y la cuarta, y otras muchas… Cantaba con sus compañeros de trago, cuando pasaron los bomberos por la puerta del boliche haciendo sonar la sirena. Manuel no asoció este hecho con lo ocurrido hasta que de madrugada, tambaleándose hasta su casa, vio la muchedumbre reunida en su cuadra…
Sólo alguna pared, las máquinas y unas pocas herramientas se salvaron del incendio. Todo lo demás quedó destruído por el fuego. De Joaquín sólo se encontraron cuatro o cinco huesos chamuscados, que enterraron en el cementerio bajo una lápida donde Manuel hizo escribir: “Lo haré, joaquin… Lo haré” Con mucho trabajo, Manuel reconstruyó la carpintería. El era vago, pero hábil, y lo que aprendió de Joaquín alcanzó para llevar adelante el negocio. Siempre sentía que, desde algún lugar, Joaquín lo miraba y alentaba. Manuel lo recordaba en cada logro: su casamiento, el nacimiento del primer hijo, la compra de su primer auto…
A quinientos kilómetros de allí Joaquín, vivito y coleando, se preguntaba si era lícito mentir, engañar y prenderle fuego a esa casa tan bonita sólo para salvar a un joven. Se contestó que sí, y rió de sólo pensar en la policía de pueblo que confunde huesos humanos con huesos de cerdo… Su nueva carpintería era un poco más modesta que la anterior, pero ya era conocida en el pueblo. Se llamaba Carpintería “El Ocho”.

“Vale más hacer la cosa más insignificante del mundo, que estar media hora sin hacer nada.” 
Goethe.